miércoles, 17 de agosto de 2011

Potenciar aprendizaje mediante el sueño


A veces aprendemos de manera rápida y no nos percatamos de la complejidad que se esconde detrás de este proceso. En otras ocasiones es más difícil aprender y nos preguntamos por qué nos resulta tan complicado.
Pues bien, para adquirir una nueva habilidad es necesario aprender múltiples aspectos de una misma tarea y en este proceso están involucradas diferentes zonas del cerebro. Por ejemplo, para aprender a tocar un concierto en el oboe, se tiene que manejar la secuencia exacta de las notas musicales y la secuencia apropiada de los movimientos de los dedos. Para aprender un concepto deberemos descomponerlo en partes, analizar sus relaciones, buscar ejemplificaciones y finalmente, volver a juntarlo todo.
Pero… ¿podríamos potenciar el aprendizaje cambiando simplemente el momento del día en el cual estudiamos? ¿Puede el sueño mejorar el proceso de aprendizaje?
Los profesores siempre le recomiendan a los estudiantes que tengan una buena noche de sueño antes de un examen ya que así podrán “tener la mente más fresca”. También se conoce que los contenidos conceptuales deben aprenderse durante la noche para que se puedan consolidar adecuadamente durante el sueño ya que durante el día, la gran cantidad de información a la que estamos expuestos, actuará como una barrera y borrará gran parte de lo que hemos intentado aprender.
Entonces, ¿es mejor estudiar de noche?
En 1972 se realizó un experimento donde se demostró que somos capaces de retener una mayor cantidad de información si dormimos después de haber aprendido algo nuevo. En este caso se lanzó una hipótesis que afirmaba: no importa si el aprendizaje ocurre de día o de noche, el factor esencial es el sueño que precede al aprender.
Varias décadas después neuropsicólogos de la Universidad de Harvard han podido confirmar que, en realidad, aunque el momento del día puede ser importante ya que incide en nuestro nivel de atención y por ende, asimilaremos una menor o mayor cantidad de información, pero realmente el factor esencial para consolidar el aprendizaje es el sueño.
Estos neuropsicólogos realizaron un experimento en el cual las personas dormían una siesta de entre 60 y 90 minutos o tenían una noche de sueño normal. Después evaluaron la calidad del aprendizaje. Y apreciaron que el factor constante en quienes mostraron aprendizaje más profundo fueron las ondas REM durante el sueño.
Así, podría llegarse a la conclusión que para potenciar el aprendizaje es importante elegir la hora del día en la cual estemos más alertas pero echar una siesta posterior donde se logre un sueño verdaderamente profundo.

Fuente: http://rincon-psicologia.blogspot.com/2011/08/potenciar-el-aprendizaje-mediante-el.html

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